El placer de obtener tus propias semillas

No hay cosa más linda que ver una semilla germinar, al menos para mí es así.

Recolectar semillas es algo que me fascina hacer. Pero no queda ahí, hay que saber un par de trucos para que esas semillas puedan, en un futuro, germinar.

Primero saber y entender que las semillas, VIVEN. Son fuente de alimento para mucha fauna asociada al jardín. Pero independientemente de eso son renovación constante de vida y hay que aprovecharlo.

Existen muchos tipos de semillas; las de cubierta dura (Acacia, Glicina), las que precisan una etapa de frío antes de germinar (Cotoneaster, Cerezo, Nogal), otras precisan remojarse en agua antes de sembrar (Palmeras, leguminosas de cubierta dura), y otras que se siembran directamente sin ningún requisito previo.

Pasos para la conservación de semillas:

1- RECOLECTAR: ¿Cómo sabemos si las semillas están listas para recolectar?

Bueno, algunos frutos realizan la eclosión (rompen) y nos avisan que las semillas están “listas”. En otras esto no sucede y ahí debemos apelar a nuestra intuición.

2- SELECCIONAR: Seleccionar las semillas que estén bien formadas, con todas sus partes, esas son las mejores.

3- ALMACENAR: Preferentemente guardar en sobres de papel y etiquetar. Lo más importante es el nombre y la fecha de recolección, es muy importante.

Guardar en un lugar seco y fresco.

Las semillas tienen una vida útil, por lo tanto, la fecha de recolección es muy importante para estimar la edad de la semilla.

DATO IMPORTANTE: No todas las semillas son viables, puede ser por varios factores. Recordemos que son seres vivos, expuestos a diferentes condiciones climáticas, plagas, enfermedades, entre otros.

La reproducción por semilla (sexuada), es la única que nos asegura conservar las características genéticas de la especie; por ejemplo, el porte de la planta, muy importante en paisajismo.

Teniendo en cuenta estos pasos se puede generar un Banco de semillas interesante, para sembrar, regalar o intercambiar.